REDD+: “Chile está comprometido a reforestar 200.000 ha de bosque”

Interview with Heidi Böttcher about REDD+

REDD+ quiere ayudar: Deforestación causa calentamiento global

La deforestación es la segunda causa más importante del calentamiento global y es responsable de cerca del 15 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, según la “Forest Carbon Partnership“. La pérdida y explotación de los bosques en países como Brasil e Indonesia se ha convertido en un factor relevante del cambio climático. También en Chile están amenazados los últimos bosques primitivos y las zonas protegidas. 

Aquí es precisamente donde entra el proyecto REDD+: Representa los esfuerzos de los países para reducir las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques y para promover la conservación y la gestión sostenible de los bosques y el aumento de las reservas de carbono forestal.

La Ingeniera Forestal Chileno-Alemana Heidi Böttcher trabaja para el proyecto y habla de los beneficios y actividades en Chile en una entrevista con Andes Nativa.

A primera vista, REDD+ es muy complicado. ¿Puede explicar brevemente en qué consiste el proyecto?

La idea principal del REDD+ es generar incentivos para reducir la deforestación y degradación forestal. Para ello, se le asigna un valor económico a cada unidad de “deforestación evitada”, en forma de una tonelada de Carbono, la cual se puede comprar y vender en el mercado de carbono, lo que a su vez ayuda a países o empresas a compensar sus propias emisiones.

¿Cuáles son las actividades de REDD+ en Chile? 

En Chile, las actividades de REDD+ funcionan bajo la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales (ENCCRV). Esta estrategia contempla no sólo la realización de actividades tendientes a reforestar 200.000 ha de bosque y manejar otras 200.000 ha de manera sustentable, si no que también se ocupa de generar las condiciones jurídico-legales necesarias para asegurar la permanencia de las medidas tomadas. 

¿Cómo funciona REDD+?

Existen dos “tipos” de REDD+: Las estrategias nacionales de REDD+, para las cuales existe, naturalmente, una por país y cuyos créditos se venden en el mercado “de cumplimiento” (compliance market), y, por otra parte, los proyectos REDD+ voluntarios, que funcionan a escala más pequeña y cuyos créditos se venden en el mercado de carbono voluntario. 

El mecanismo en sí de los proyectos REDD+ voluntarios es relativamente simple: Un consultor o project manager crea un proyecto, en el que demuestra claramente que sus acciones están evitando la deforestación o la degradación del bosque. A partir de una serie de supuestos se certifica su proyecto mediante un estándar internacional (ejemplos conocidos de esto son el VCS o el Gold Standard, que son empresas que se ocupan de certificar que el proyecto realmente existe y el carbono extra realmente se está captando). Después de un proceso de verificación, esos créditos están listos para ser vendidos en el mercado. 

En el caso del REDD+ nacional, el funcionamiento es algo más complejo: Entran a jugar diferentes instituciones de financiamiento como el FCPF o el GCF y requiere de diferentes planes de repartición de los beneficios que se obtengan a partir de la deforestación evitada (benefit sharing mechanism), pero el principio es similar. 

¿Qué resultados se han conseguido hasta ahora y cuáles son los objetivos concretos para el futuro?

Chile entró como país recientemente a la última fase de Readiness de su estrategia REDD+. Es la fase de Pago Por Resultados, en donde el país después de haber seguido una serie de procesos para acreditar que es capaz de monitorear y entregar resultados fidedignos de lo que sucede en sus bosques, comienza a recibir financiamiento internacional para llevar a cabo concretamente sus acciones. Ahora es el punto en el que el país comienza a llevar a cabo todas las acciones propuestas. 

Por ahora, Chile está comprometido a reforestar 200.000 ha de bosque e integrar otras 200.000 ha al manejo forestal sustentable. Las promesas a las que suscribió Chile (NDC) en el Acuerdo de París en teoría aumentan su ambición cada 5 años, por lo que es de esperar que cada vez los desafíos sean mayores. 

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